miércoles, 3 de junio de 2009

Gritos de soledad



El perro está oculto
Porque teme ser echado de su casa.
Oculto en el olvido
Esperando solamente a la muerte.
Ya no mueve la cola
Y no porque no pueda o no quiera humillarse
Sino porque ya no hay alguien
A quien entregarle el movimiento alegre
De su extremidad innecesaria.
Y no hay alguien
No porque la casa esté vacía
Sino porque ya nadie le presta atención
Y el olvido, la soledad y la invisibilidad
Son sus únicas compañías.
Un hueso arrojado casualmente
Por un desconocido
Alivia medianamente
Su innecesaria existencia.
El perro coge la droga,
Se la inyecta y vuela hacia una vida mejor.
Ya alguien le acaricia la cabeza
Ya hay alguien a quien moverle la cola
El perro se siente útil
Pero sabe que solo es efecto de la droga
Sabe que su lágrima es de tristeza y no de alegría.

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