viernes, 26 de junio de 2009

Resignación

Es triste la vida
Cuando odias la rutina.
Es triste la vida
Cuando odias a la vida.
Es tan triste la vida
Cuando te es triste todo.
Ya no es tan sencillo despertar,
Ya no es tan sencillo el devenir,
Desearía morir,
No importa torturado
O tan solo cerrando los ojos.
Desearía el haber podido elegir,
Pero tampoco es fácil de huir,
Hay cadenas que romper
Y cuando las rompa
Habrá llantos que
Ya no podré secar.

Siempre las ratas

Pienso, como si eso fuera suficiente
Para salvarse de todo.
Mi templo es un agujero de estupideces,
Pero aun así, entre tanta estupidez,
Logra calmarme un poco.
Los ojos que me miran me asustan.
Las ratas violan las reglas
Y carcomen mis huesos.
Los perros ladran
Pero no en señal de que avanzo.
Los perros ladran porque odian verme,
Les doy asco, estoy bastante demacrado,
No puedo continuar.
Me aíslo de todo.
Estoy ensimismado.
La tristeza sempiterna fiel a mí.
Los látigos del cerebro me están destrozando.
Preferiría ser un cavernario irracional.
Soy el mono milenario pensante
Sin ganas de pensar, sin ganas de continuar.

Anónimo

He logrado lo que no quería lograr.
Alonso me mira y yo lo miro,
Se ríe de mí y yo siento pena
Porque se ríe de mí.
No soy payaso
Pero doy risa.
Soy grotesco, soy absurdo,
Soy digno de la negra ker.
Las ratas siguen consumiendo
Lo que queda de mí;
Pero es en vano, todas morirán
Yo soy veneno del mundo
Ciervo del mal
Yo soy la sombra que oculto al cuerpo
Yo no existo
No estoy en tu libreta de amistades
No pertenezco a ningún sitio
Estoy perdido en un espacio que no existe
Un espacio blanco y virginal,
Un espacio sin ciénaga,
Sin muerte, sin alegría
Sin rostros
Solo yo y la nada.
Eso soy, yo soy la nada
Y caigo y abro los ojos y el tiempo se corrompe
Y Alonso se sigue riendo de mí.

Ineptitud

El momento es oportuno
Para drogarse con pensamientos fuera de contexto.
Vuelo a un lugar distinto,
Donde las cosas mejoran para mí
Y se arruinan para el resto.
Tomo la pistola y disparo contra mi cuerpo,
Estoy vacío, no tengo sangre
No tengo órganos y las balas llenan mi cuerpo.
Ahora soy de metal, soy frío,
Nada me lastima y sigo volando.
Escupo para darte un balazo en la cabeza
Y te cae en plena frente
Y tú sí sangras
Y corres y sangras pero no mueres
Y esa es mi pesadilla
Todos sangran pero no mueren
Y tiñen los océanos de rojo
Y yo nado en la sangre
Pero la sangre no entra en mi cuerpo
Y esa es mi pesadilla.
Estoy vacío, sin sangre
Y ustedes riegan sangre.

viernes, 12 de junio de 2009

Poema a mi papá

A Jorge
Respiro de mi dolor,
Roedor infatigable de mis días,
Hacedor de todo mi mal,
Acusado de provocar el llanto nocturno.

Nacido en la hiel,
Bautizado por mis llantos,
Tuvo todo
Y no me dio nada.

Viajero del mundo subterráneo,
Timador como nadie;
Inventaba las estrellas
Para engañar a las diosas
Y entre ellas a mi ángel.

Quebraba con su voz mi primavera,
Con alaridos descarnados,
Y con solo decir te amo
Engañaba al universo por completo.

Le crecía en su frente un estigma,
Que maduraba con cada fruto que metía
Y nacían esas tiernas criaturas
Que abandonaba en busca de otra melodía.

Fundador de mi soledad,
Padre mío,
Encarnación de mi dolor
Eres una inmortal maldición.

Vivió entre reyes
Y fue educado con oro;
Compañero de una buena vida
Y sus males los dejó a mi agonía.

Coleccionista de copulaciones,
Insaciable en ello,
Adorador de sus persuasiones,
Mentiras, timaciones y llantos ajenos.

Sobre todo
Beso del demonio,
Lluvia constante,
Ferviente creador de dolor.
Hielo agudo,
Merecedor de la muerte,
Arruinador de vidas.
Por tu culpa ahora soy un suicida.

Plaza de hedor:
Basural eres,
Sonrisa perturbadora de mi alma,
Por tu culpa nunca habrá silencio.

Corona de espinas.
En cada lágrima
Tu rostro es
El ácido doloroso del averno.

¡Dolor!
Mentiras sin descanso,
Sin remordimientos
Y sin espanto.

Remolino de destrucción,
Corazón de embustero,
Enorme oscuridad carnal,
Higuerilla de mi desdicha.

Te acurrucabas placenteramente
Sobre hadas engañadas,
Arruinabas sus vidas
Y de los que pronto harían su llegada.

Sembraste tinieblas en mi mente y
Los arcángeles huían de repente;
Mi verano se volvió invierno porque
Apagaste el sol con tu cobarde huida.

¡Castigo del fuego,
Maldición de un solo alarido!
Explayas nuestros dolores,
Nuestras quejas
Como aquellos árboles condenados.

Tus gracias nos sacaron
A la casa incontrolable de los llantos,
Y eres hacedor insaciable
De almas cohibidas.

Mentira a mentira tus procreaciones crecían,
Eyaculabas en un lado y luego corrías a otro
¡Como ahora lo es!
¡Y siempre lo será!

Padre
Dolor de mi corazón,
Alcohol tormentoso de mi herida,
Llegado desde la hiel del dolor hasta nuestros corazones.

Perturbador de mi alegría
Por orden, tal vez, de dios o del diablo:
Mi cántico favorito
Es un cántico maldito.

Maldecido para siempre por mis bellos versos
Sucio para siempre,
Como una abadía,
Como un gran muladar.

Días de tristeza,
Casa de desperdicios
Talador de los árboles,
Morador inefable de la traición.

De las cuevas,
Del subterráneo,
Del maldito grito de los condenados
De las hojas ruidas.

¡Árbol seco que vive
Al lado de un cementerio perdido!
Reflejo del averno
En los días angelicales.

Blasfema de los caídos,
Otoño perenne,
Devoto de los placeres
y de las fiestas bacanales.

Calle de penumbras,
Luna escondida,
¡Padre,
Pastor solo de tus goces insaciables!

Recogías perlas y diamantes
en las orillas llenas de sirenas
te retirabas Silbando tu triunfo
Porque huiste sin pagar lo que hiciste.

¡Tus mentiras serán dolor eterno,
Creador de más sufrimientos,
Apagón de todo,
La agonía de seres indefensos!

A ti
Esta trova nacida de mí
Como por maldición nací yo de ti,
De tu engaño a la inocente María.

A ti,
Como a nadie,
La inefable desesperación
Estruendorosa de mis alaridos malditos.

A ti
Los días negros,
Como hematoma adolorido,
De mi vida miserable.

A ti
La fruta podrida de mi alma,
Los vientos pestilentes de mi cuerpo
Y mis ganas de no quererte.

A ti
La incomparable maldición de mis gritos,
De mis vísceras, de mis puños
Y de mis llantos.

A ti
Padre
-como un rencoroso demonio-
El odio inmenso que le tengo a tu sangre.

jueves, 11 de junio de 2009

Carrusel

Vuelve todo y todo se va
Y el tiempo se consume
Y el carrusel sigue
Con la condena cíclica
Y el cínico me mira y ríe
Y yo atino a llorar
Y veo a la vieja pálida
Extender la mano en espera de una limosna
Y sin embargo no acepta mi limosna
Y quedo varado y solo
Porque todos mis compañeros se van de a pocos
Pronto ya no quedará nada ni nadie para mí
Solo la luna y mis pensamientos
Que irán mermando de a poco la esperanza
Y ya no querré esperar y forzaré todo
Porque todos se van de a poco
Y quedaré solo
Porque todos montan el carrusel
Y vuelve todo y todo se va
Y me empiezan a consumir los gusanos
Y sin embargo yo sigo vivo
Y mis gusanos no me consumen por fuera
Sino por dentro
Porque por dentro ya estoy muerto.

Amor desesperado

Cuántas veces buscamos el odio
Pero era inútil, nos amábamos
No nos podíamos lastimar.
Sin embargo tú eras obstinada
No quisiste disuadir
Y siempre tuve que huir
De tu mano que empuñaba la daga.
El cielo era gris entonces
Y nuestros gritos apagaban la eternidad.
¿Qué nos pasó?
¿Por qué te detuviste
Y te arrinconaste para llorar?
Cuántas veces buscamos el odio
Al fin lo logramos
Te odié, te odié mientras hacíamos el amor.
Tú también me odiaste
Eso explica el porqué arrojaste
Mis vísceras por el pavimento
Eso explica el porqué me apuñalaste
Con tanto entusiasmo.
Yo te prefiero así,
Tan loca y arrebatada para amar.
Lástima que ya estés muerta
¿Por qué dejaste tu arma en mi mano?
Ahora te necesito más que nunca
Porque no me explico como sacar tu inerte
Y ensangrentado cuerpo de mi cama
Y tú eras buena para resolver mis problemas.

Heroína


Heroína
Con un poco de más
Y se cumple mi sueño.
Al ver el túnel correré
Hacia la luz y sellaré
La puerta para nunca regresar.
Todo el daño que te hago
Y que te he hecho,
Ahora estás grave y moribunda,
Desearía extirpar lo que te carcome
Desearía morir
Para acabar con tu sufrimiento
Desearía comer tu cáncer.

Underground blues para Jim Morrison


luna roja
y en la radio la precisa melodía
proyecta tus arpegios endiablados
viejo Jim Morrison
arqueas la cintura
la sensualidad de tus labios
y entre filtros de peyote
y vasos de aguardiente
te diriges peligrosamente
hacia el fin
- enciendes el cigarro
alzas la copa de vino
y brindas por ti, por Blake
Artaud, tus oscuros fantasmas -
la mirada extraviada
el seco gemido
nadie entiende el descarnado alarido
que parte el cielo en pedazos
la muerte traidora danzando
sobre tu cuerpo
la soledad desnuda en medio del escenario
el baile indio
el suicidio anunciado
entregando en cada concierto
tu más rotunda agonía
rey de los lagartos.


Poema emblema de Leo Zelada, integrante del Grupo de Asfalto del Centro de Lima. Suele dictar talleres de poesìa en El Averno, o al menos eso recuerdo.

Heroína

Hola bella, dame soma;
Anda, no te niegues
No quiero golpearte
No ves que necesito eso para continuar.
Coge el cuchillo y perfora mi estómago
Hagamos una fiesta
Y adornemos el lugar con mis vísceras.
Necesito sangre
Porque soy un hematófago,
Soy un marciano
Y no encuentro a otro marciano,
O a un venusino,
Para soportar a los terrícolas.
Soy invasor de este mundo,
Soy un impostor
Un ser malévolo
Disfrazado de humano,
Yo soy un rey,
Un rey sin corona,
Un rey con lapicera que arruina
Las hojas, esos arboles modificados,
Soy un rey,
Gobernante de la mierda,
Con súbditos imaginarios.

Soledad

Embriagarse
Pensar en la nada
Dejar que la nada me consuma
Hacer nada y nadar hacia el olvido.
Buscar un refugio
Alejarse de todos o invitar a todos
Formalmente
A que se vayan a la mierda.
Y seguir nadando
Nadar solo en un mar oscuro
Aguantando la respiración por cien años.
Buscar un refugio
Donde mis miedos no puedan encontrarme
Y encontrar ayuda en la pulcritud de la soledad.
Nadar sin levantar la cabeza
Para olvidarme del mundo
Y levantar la cabeza de vez en cuando
Para nunca olvidar a la luna.
Llorar
Derramar tantas lágrimas
Como para formar un océano
Solo mío, sin peces ni mundos
Ni refugios, ni oscuros, sin nada
Para que todos alcancen.

Deseo y angustia

Quiero vivir en mis pesadillas,
Esta vida me atormenta
Me trata de soslayo
Y caigo en el pavimento,
Lúgubre y rendido.

Las fuerzas se atrofian
Y es difícil anclar el barco
En este constante mar
De llanto soledad y penas.

Y de reojo miro al sigiloso
Disfrutando de su placentera recompensa
Y yo, hundido en el marasmo,
Trato de buscar la roca del encanto.

Quiero vivir en mis pesadillas,
Porque en ella danzo con la muerte.
Errante voy por esta vida
Y en mí el suicidio anunciado
Lento y aglomerado.

Loco y moribundo transito por el mundo
Entre ánimas caídas;
Lágrimas de fuego caen
De mis ojos ya gastados
Y busco a la señora
Que lleva a mis pesadillas
El endiablado arpegio
De su promesa perdida.

Susurros de inframundo

Cuántas voces he escuchado
Que me han dicho
Que cometa un arrebato.
Cuántas veces he intentado
Hacer caso a sus llamados.
Pero, por qué no lo he intentado.
He ahí la pregunta
Y la respuesta es una
Clave indescifrable.
Ya varias, varias veces
Me encontré en el filo del precipicio,
Con lágrimas en los ojos
Y gritos descarnados, pero siempre
Claudiqué el arrebato.
La carga es muy pesada
Y la solución consiste
En dar el último paso,
Reventar mi cerebro
Y arrojar mis sesos
Al chocar con el triste páramo.
Con el cigarrillo vivo
Y con un pie bien puesto
En el filo del abismo
Vuelvo a preguntarme
¿Por qué no lo hago?
Dichosos aquellos que ahora están
Convertidos en árboles condenados.

Anhedonia


Yo siento que no padezco de anhedonia pero parece inevitable que termine en ella. Tengo 22 años y ya hace meses las ganas de comer, tener sexo, y sostener alguna relación social han ido mermando hasta límites insoportables. Antes gozaba también de pintar, escribir y leer y ahora siento que eso se acabó y que estoy sumergiendo mi espíritu hacia la precariedad de la tristeza. Desearía poder recuperarme pero no sé como y es que cuando uno llega a este estado, o está cerca a ella, las ganas para hacer las cosas simplemente no existen. Parece inevitable ir caminando de a poco hacia el suicidio anunciado ¿por qué? Ni yo lo sé. Supongo que porque "no hay primavera en anhedonia".

Despertar en el infierno

Mi sombra está en lo más
Profundo del infierno,
Quiero escapar pero no tengo fuerzas,
Siento que mi cuerpo quiere quedarse.
Esto no tiene sentido.

Necesito amor para escapar de este averno;
Las oscuras sombras que me trajeron me rodean
Y me arrastran más y más profundo.
Es como cáncer en mi cuerpo.

La oscuridad se torna absoluta
Mi cuerpo tiembla y lanza alaridos,
Este es mi destino: andar ciego
Entre un ciego camino.
Siento que esto es el fin.

Intento llorar, pero ya no soy dueño de mi cuerpo,
Intento despertar y me doy cuenta
Que mi sueño es infinito,
Intento blasfemar y sólo me salen graznidos
¿Qué pecado he cometido?
Tal vez sólo el haber nacido
O tal vez el de tener vida y no haber vivido.

La austeridad de los hijos

Mi jardín.
Las ratas.
Mi madre.
La escoba.
Correteos
apurados.
La vida está
en juego.
Sangre por
todos lados.
Charcos colorados ya
sin ser marrones.
Las flores
bellas aún,
pero teñidas.
Todas están rojas.
Las ratas.
Sonrisas agudas.
La escoba.
Hundida en el lodo.
Las ratas
Carcomiendo ahora.
Mi madre
ya sin cuerpo
carcomida hasta
quedar solo
en huesos.

martes, 9 de junio de 2009

Miedo

Vamos
Cuéntame tu historia,
No te cohíbas.
Lo negro se tiñó de negro,
Pasó por mi vista la negra ker,
El cielo se separó de la tierra
Y partió a un lugar infinito.
El hombre está sucio
Aunque reluzca de limpieza.
Hemos sido corrompidos sin quererlo.
Somos malos, muy malos,
El solo hecho de habernos
Contactado con la atmósfera
Nos convirtió en seres perversos.
Hola luna, cómo estás.
Vamos cuéntame tu historia,
No te cohíbas.
El pozo está muy hondo
Y escalarlo es lo que menos intento.
No padrecito,
No quiero contar nada,
Es que tengo miedo
Mucho miedo.
Pues sin querer
Ya te conté todo.
Lo único que puedo decir de mí
Es que solo hay miedo.

Cuando ella se va


Estoy perdido
Es bueno sentirse perdido
Quisiera que estés aquí
Pero estás tan pero tan lejos
Que ni siquiera me llega tu recuerdo.
Me desespera saber
Que eras importante en mí
Pero que te desconozco totalmente.
Allá, al fondo del plano general,
Te ocultaste y le prendiste fuego al día
Y el día le prendió fuego a mi cuerpo
Y mi cuerpo le prendió fuego a mi vida
Y mi vida se hundió para siempre
En una violeta melancolía.

Lágrimas


Quisiera ser como un pez
Para huir a las oscuras profundidades del mar;
Llorar todos los días
Para hacerlo más y más profundo
Y así quedar en el olvido para siempre.

La verdad

Para ti que pensaste que
Lo eras todo, pero no eras
Más que una simple agitación




Caminé hasta el fin del mundo
Mientras llegabas al orgasmo,
Te tuve muchas veces
Y nunca escuché más que tus gemidos,
Salías del pie de la mesa
Sin que siquiera te llamara,
Separabas tus muslos acostada
Y yo volvía a mi caminata,
Llorabas de amor puro
Mientras yo lloraba de desesperación.
Llegaste y te ocultaste en mi armario
Sin que yo me diera cuenta.
Estuviste cerca de mí,
En mi habitación, en mi cama
O tal vez debajo de mi almohada,
Pero nunca estuviste dentro.

Cazadores

¡Dispara! Pero no puedo, tengo miedo. No seas cabro, dispárale ya. Pero no puedo, no me siento capaz. Mierda, dispárale ya. Vete a la mierda, no tiene la culpa. Sí la tiene, nosotros lo podemos todo. ¡No!, por qué hacer eso. Dame la pistola hijo de puta, cabronazo. No, huye, vete. Mierda, eres un traidor. Solo soy un poco más humano. Dame la pistola, ya capturaré otro, lárgate de acá. Toma esta mierda, yo me largo. Espera, recuerda que ni una palabra o tú serás la víctima. No me importa, espero nunca más verte. No lo harás si cierras la boca. Ojalá te jodan pendejo.

Y el pobre animal sintió que la garra de su cazador lo soltaba y escapó sin importarle más que su vida. Los gritos de sus cazadores le asustaban más y corrió mucho tiempo. Luego de muchos minutos de haber corrido el cansancio hizo que parara. Aún tembloroso y desconfiado se detuvo para descansar.

Al pie del árbol y con los ojos bien atentos el carnívoro esperaba una presa. Llevaba mucho rato en la espera. Escucho que algo se acercaba, se agazapó, observó al otro animal y se dio cuenta de que era comestible. Se escondió más, con sigilo. Tuvo suerte, el otro animal dejó de correr cerca de él. Muy quedito se puso en posición de ataque. Esperaba el momento oportuno, cuando el otro animal voltee la mirada hacia el otro horizonte. Estaba excitado, se lamía, ya era la hora.

De pronto vio que un animal se le lanzó encima. No le dio oportunidad, lo tenía preso. Esta vez no era un bípedo, esta vez las garras opresoras eran punzantes. Sin embargo aún sentía miedo por sus primeros captores. Hizo un último esfuerzo, gimoteó, pataleó con fuerza. El carnívoro soltó ligeramente la presión, lo suficiente pensó, y escapó por segunda vez de la muerte. Volvió a correr con la velocidad de un bólido a pesar de la gran herida que le dejó el último ataque. Se sentía perdido, por dónde habría llegado hasta ahí. Presentía algo, estos caminos ya los había recorrido, esas huellas frescas olían a él. De pronto freno con fuerza: estaba volviendo por el mismo camino que le sirvió de huida.

Una sombra al frente, un sonido extraño, un estruendo, el dolor en una pata, caer al suelo y ver cómo las aves asustadas huyen de los árboles, respirar se torna difícil, sonido de pasos, todo se acaba, el brillo de algún objeto, otro estruendo, su cazador huye, se hace aun más difícil respirar, otra sombra, sonidos extraños, la primera sombra ha desaparecido, la segunda sombra se acerca, toca su dorso, saca algo, lo inclina y algo como agua le cae en su herida, le arde, siente un hincón en el muslo, hay un sonido extraño, muy raro, una cosa gigante se acerca, hay una nueva sombra, empieza a sentir nada, pero aun observa, siente que su cuerpo ha desaparecido, ya no le duele la herida, ve como las sombras lo meten a esa cosa gigante, sus ojos se cierran, lucha por no cerrarlos, es inevitable, ya todo acabó.

Abre los ojos, dónde estoy, siente un ligero dolor y mareos, poco a poco se incorpora, no puede pisar con una pata, observa a su alrededor, se parece a su casa pero no es su casa, reconoce la cosa gigante, se asusta al ver a seres similares a sus primeros cazadores, los reconoce, son los que lo cargaron, no sabe por qué de su ojo cae una gota, se siente aliviado, todo ha pasado.

miércoles, 3 de junio de 2009

Gritos de soledad



El perro está oculto
Porque teme ser echado de su casa.
Oculto en el olvido
Esperando solamente a la muerte.
Ya no mueve la cola
Y no porque no pueda o no quiera humillarse
Sino porque ya no hay alguien
A quien entregarle el movimiento alegre
De su extremidad innecesaria.
Y no hay alguien
No porque la casa esté vacía
Sino porque ya nadie le presta atención
Y el olvido, la soledad y la invisibilidad
Son sus únicas compañías.
Un hueso arrojado casualmente
Por un desconocido
Alivia medianamente
Su innecesaria existencia.
El perro coge la droga,
Se la inyecta y vuela hacia una vida mejor.
Ya alguien le acaricia la cabeza
Ya hay alguien a quien moverle la cola
El perro se siente útil
Pero sabe que solo es efecto de la droga
Sabe que su lágrima es de tristeza y no de alegría.

Poema escrito por un niño psicópata (ado, ado, ado...)

Miro tu espalda desnuda,
descansada en la cama,
después de tan dura jornada.

Mis labios recorren tu cuerpo
¡Oh, qué dulce encuentro!
llego hasta tu más puro secreto,
no te enojas,
pues descansas en tu lecho.

Te hice mía cuanto quise,
noche y día enamorado
y tú, amante triste,
ya te había engañado.

Pensaste dulce amada
en otro idiota enamorado
y yo, perro atormentado,
quise hacerte mía con engaño.

Al ver tu dorso desnudo
pienso cómo estuve enamorado
y a la vez me pregunto
cómo sacar de mi lecho tu cuerpo inerte ensangrentado.

A mi padre

Odio tener que odiarte,
pero más odio tener que
recordarte.
Viviste escapando,
mataste el pacto,
lastimaste mi inocencia y
me dejaste en la miseria.
Por ti bailé con la muerte y
quemé muchas notas suicidas
con el fuego que prendí por
mi triste agonía.
Sólo el ángel que quisiste
me ayuda a olvidarte,
pero no del todo, ya que,
entras en mi cabeza cuando cae mi destreza.

La isla

Abro los ojos y no veo nada,
El humo blanco de mis drogas
Ha cubierto todo.
Tropiezo y me golpeo constantemente,
Estoy enceguecido por el humo.
Es la niebla, el mar está cerca,
La escucho, estoy nadando
Porque no hay nada.
Grito y Nadie contesta.
En realidad no se llama Nadie
Se llama Ulises.
A mi no me engañas,
No soy un cíclope
Soy un pigmeo porque en esta isla
Crecemos de acuerdo al estado de ánimo.
Soy muy pequeño,
El más pequeño de todos.
Grito y nadie me contesta.
Tengo frío, estoy desnudo y lloro,
Estoy enfermo pero no de mi cuerpo.