miércoles, 18 de marzo de 2009

El año que se fueron

2007 fue un año soberana e íntegramente malo y triste para mí. Ese año la muerte estuvo presente cerca. 2007 fue un año muy triste y aún lo siento carcomiendo mi maltrecho corazón. Mamama, luego de dolorosas agonías y gritos, dejó el oxígeno a un lado, mandó a la mierda a su enfermera y se dispuso morir con dignidad, rodeada por sus hijos y nietos y gritándole a su esposo que ya iba por él. Dos días después, tiré una rosa a su ataúd antes de que le empezaran a tapar con la tierra removida. Pero el 2007 recién había empezado, como la primigenia reacción de una droga que promete un buen viaje. Luego de unos meses ella volvió a rondar por ahí. La víctima fue el perro, hasta ese entonces, de toda mi vida. Crecimos juntos, fue más que un amigo imaginario porque me escuchaba todo el tiempo y gracias a su ternura física (esa que te hace decir "hay que lindo" cuando ves a un cánido), conocí a las dueñas de otros perritos en el viejo Parque de la Reserva. Pero el 2007 me siguió golpeando muy duro, como si yo le hubiera hecho algo. Octubre no se tiñó de morado para mí sino de negro: La mejor amiga que alguien como yo podía tener fue asesinada a fines de ese mes. 2007 se llevó parte de mí, parte de mi vida y mis recuerdos. Se llevó no parte sino entera mi alegría. Lo que sigue, está dedicado a Melissa, a quien tanto adoré y quien tanto me quiso:



A Mel, a quien en vida no
pude entregarle mi vida.


El cielo siempre estuvo gris
Pero era soportable
Te tenía a mi lado
Y a ti te gustaba cambiar la realidad.
Pero ahora tu compañía se esfumó,
Te fuiste y me abandonaste
En esta esfera que me cohíbe.
Sin ti será muy difícil continuar,
Sin ánimos de andar, sin ánimos de saltar,
Tú eras los lentes que modificaban mi percepción.
Estoy perdido, ya no estás para
Que me cojas de la mano y me guíes,
Como un Dante sin Beatriz
Errante sin camino.
¿Dónde quedó nuestro pacto?
¿Por qué olvidaste que íbamos
A cruzar el túnel juntos?
¿Por qué te soltaste de mí
Para ir hacia la luz?
Quizá yo tenga la culpa
No me di cuenta que te ibas de mi lado.
Ahora no puedo sentir tu aire metafisico,
Ya estás lejos y cogiste otras manos
Tan frías y pálidas
Como el hielo aquel donde jugábamos.
Los inviernos serán muchos
Y los cielos grises se prolongaran en mi vida.
Tú verás como envejezco
Pero yo nunca veré tu senectud
Tú remplazarás a nuestros ángeles por descuidados
y me cuidarás
¡Yo también quisiera cuidar de ti!
Porque en cierto sentido
Tú me devolviste la vida.
Partiste y dejaste la puerta abierta
No solo entró el dolor y el caos
También llegó la anhedonia.
Eso es lo que queda para mí sin ti
¿No te parece un canje injusto?
Es horrible cuando las flores están muertas.



jueves, 12 de marzo de 2009

Cuento para seguirlo punto a punto

Día de clases


De pronto el barco se estrelló contra mi ventana y me hizo perder el sueño. El hombre sacó un pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón y secó el sudor que emanaba de su frente. Cómo me aburre hacer este trabajo, pero tengo que soportarlo; qué difícil es ser vigilante en pleno verano, y ver a esos malditos universitarios creídos me hace sentir humillado, aunque los traseros de las alumnas están ricos, pero cómo jode trabajar de vigilante en verano. Le molestaba mucho el verano, tal vez porque es una de las personas que más suda en el planeta, por eso siempre cargaba un pañuelo. Me levanté de inmediato pues el sonido me asustó mucho; vi el reloj y me di cuenta de que era tarde para ir a la universidad. Vio el paradero donde debía bajar y, pañuelo en mano, fue hasta el lado del chofer. Tenía que ir, así que cogí mis cosas, morral, cuadernos y pañuelo claro, y fui rumbo al paradero. Ahí viene ese cachimbo, maldito pelucón arrogante, le voy a cerrar la puerta. Bajó del bus, guardó su pañuelo y corrió hacia la entrada. Casi no llego pero llegué; eso sí, tuve que correr para que el vigilante no me cerrara la puerta, lo malo es que ahora mi suéter esta empapado en sudor. Al pasar, el hombre se dio cuenta de que el vigilante lo miró mal.

Diario de un maniaco depresivo

En realidad no esperen algo bueno en esta página. No esperen, por ejemplo, algo alegre (para esas teatralizaciones nunca fui bueno), ni bien hecho (lo que escribo tiene marcadas tendencias mediocres). Este solo es un lugar "donde el sol nunca resplandece", donde solo habrán escritos entre mohínos y bizarros, además de finales frustrantes. Nunca aprendí a escribir, así que no busquen cualidades donde encontraran íntegros defectos. Poesía mala, cuentos entorpecidos y crónicas sin sentido, y aunque les disguste el verso en ido, ya están advertidos. Ahí va el primero:



Por qué te temen,
Si eres la sombra de la libertad.
Sienten miedo de ti sin sentido;
Perturbadas almas tratan
De huir siempre de tu
Cándido toque.
Por qué no vienes por mí,
Te estoy esperando
¿Acaso me has olvidado?
No, es imposible.
Sé que algún día vendrás
A recogerme
Y yo gustoso te acompañaré,
Porque es de ti que no huyo
Eres tú lo que más quiero.