jueves, 25 de marzo de 2010

Condenado

Quisiera encontrar paz, aquí o allá, en donde sea, eso es lo de menos, y estaré ahí para saciar la incomodidad.
Quisiera ser monótono y no complicarme con ideas que martillan las paredes; ser una máquina y seguir la rutina sin protestar, sin contestación de mi parte, que todo quede enmarcado sin opción al desborde.
Pero aquí estoy, siendo contestatario y mirando cómo el marco se ensancha más y las posibilidades se vuelven infinitas.
A mamá le jode esto, ¡Es fácil de arreglar!, me grita y siento sus manos estrechar las mías para que yo pueda caminar apoyado y me presta sus ojos para que yo ya no ande tropezándome con las cosas y la gente.
¿Y qué haré después madre; después de que ella se dé cuenta de que eres tramposa y me llevas cargado?
¿Qué haré entonces cuando ella te diga "Déjelo andar" y te empiece a hundir el cuchillo de la oscuridad?
Déjame ya, no te esfuerces, porque el sufrimiento no se detiene al estar uno apoyado, el sufrimiento perdura, no tiene inicio ni fin, el apocalipsis lo advirtió: hay gente con la señal del transtorno.

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